El taller de chaparía finalmente volvió a trabajar con el pobre Renault y empezó de nuevo.
Entonces mientras estaba esperando que el tornero termine trabajos del Mini, saqué las molduras del parabrisas delantero y del trasero. Utilizando las técnicas que desarrolle para el Corvair, eliminé la abolladuras, lije, y pulí todas las piezas.
Mientras tanto el chapista montó los guardabarros delanteros y sacó las traseras para descubrir el herrumbre, corregir, parcha, alinear los paneles y soldar todo en su lugar.
Ahora con todo el lijado y parchando descubrimos todo el trabajo hecho por el dueño anterior con masilla. Todo eso tenía que salir y enderezar correctamente para pintar cuando terminamos.