Los daños que hacemos a nuestros autos y bienes sin querer
Por Richard Widman
A veces nos preguntamos ¿Cómo puede ser que esto se gastó? (¿o rompió?) Es interesante buscar la causa-raíz del daño, o simplemente observar los hábitos de las personas y el efecto eventual que tendrá. Este mes tocaremos algunas observaciones y relaciones causales, esperando abrir los ojos de los lectores para considerar los hábitos o actividades diarias que pueden acortar la vida útil de objetos en sus hogares, autos, o empresas.
Aquí no hablaremos de las cosas dañinas que hacen a propósito por mitos y hábitos, solo las cosas inocentes.
Este es el Boletín #206 de nuestro programa de Boletines Informativos mensuales, publicado el primero de marzo, 2021. Todos los boletines están disponibles en formato pdf en https://www.widman.biz
Unos días atrás vi algo demasiado común en una publicación. Es una cosa que pocos consideran que puede ser peligrosa. En esta foto podemos ver a una muchacha sentada en el auto como pasajera, haciendo dos cosas muy peligrosas. Primero, y lo más obvio, es que no está con cinturón, arriesgando su vida en caso de un choque. Y segundo, aun que pocos notarán el peligro a primera vista es que sus pies están en el tablero. Por el lado de mantenimiento podemos criticar esto por el daño que puede hacer la pintura, cuero, o cuerina del tablero, pero debemos considerar el peligro que corre. En caso de choque, las bolsas de aire inflan a una velocidad entre 160 kilómetros por hora y 350 kilómetros por hora. Así que, en caso de choque, en un micro-segundo, sus rodillas pasarán por sus ojos. Diariamente vemos situaciones similares con gente que andan con niños en sus faldas entre el volante y ellos, o también de pasajeros sueltos.
Lo básico del desgaste y los daños
Cada material tiene su dureza y coeficiente de fricción. Esto es el principio de todo lo que hacemos en mantenimiento. Sabemos que dos superficies de las mismas características, moviéndose con contacto entre si, sin lubricación, se gastaran de igual forma. Por eso colocamos cojinetes o algo más blando y reemplazable entre ellos, pasando todo el desgaste a esa pieza, y cuando podemos, insertamos un lubricante más.
En este ejemplo asumimos que el pintor de esa pared fue un profesional o entendido. Si fuera el caso (que es muy común) que el que pintó es alguien improvisado o que no sabe una buena técnica de pintura de paredes o usa materiales de mala calidad entonces el problema se multiplica mucho más.
Otro problema que tenemos con el auto es la gente que pone sus bolsos o paquetes sobre el auto mientras sacan la llave o para cargarlos. Estos ítems normalmente son más duros que la pintura, y la raspa al colocarlos o alzarlos. Frecuentemente vemos porteros en las empresas que colocan su tabla de control de visitas sobre el guardabarros de un auto en el estacionamiento. O surtidores de combustible (grifos), donde ponen la tapa del tanque sobre el techo del auto para proceder a cargar el combustible
Lo mismo pasa cuando los niños (o adultos) pasan sus manos por la pintura mientras andan, o escriben nombres o palabras sobre el polvo del auto. Y hay gente con manía de hacer esto.
Cuando se nos pincha un neumático/llanta, sacamos y la tiramos a un lado para colocar el repuesto, sin considerar que las piedras en la carretera raspan la pintura de la rueda o la aleación de que tanto habíamos pagado. Y además algo que es muy frecuente en nuestros países donde los técnicos de llantas (mecánicos, “llanteros”, etc), no tienen herramientas adecuadas para desmontar la goma del aro, situación que termina siempre dañando con los golpes que dan, y con mayor razón si entre medio está un sensor de presión.
Y cuando subimos al auto o bajamos, ¿vamos directo? ¿usamos la pisadera, si hay? ¿O raspamos la pintura del umbral de puerta? Ese raspetón de los zapatos o el pantalón termina gastando la pintura en poco tiempo. Hay que mirar los hábitos. De la misma forma, hay gente que agarra la consola para subir, eventualmente rompiéndola. No fue diseñada para esa función.
Sería interesante que cada persona tome un día para observar las cosas y analizar todos estos hábitos y otros que se encuentran. Hay muchos más ejemplos de costumbres dañinas en el día a día por donde vamos.
Y todo lo que podemos corregir dará mayor vida útil a lo que fue afectado.
Estos ejemplos que dimos son ejemplos que es seguro que están en nuestra vida cotidiana, pero, así como estos también debemos tomar muy en cuenta que hay hábitos que hacemos pero que desconocemos daño que hacen. Este daño no es perceptible hasta cuando ya es muy tarde y no se puede resolver, o hacerlo es muy caro. Por ejemplo: utilizar un aceite más viscoso que lo recomendado por el fabricante del auto; arrancar con el motor en frío a muchas revoluciones y forzar el motor; parar con la caja automática en el semáforo y colocar en neutro o P y no mantener en drive; esperar que el tanque de combustible esté casi vacío y nos muestre la luz de reserva para ir a cargar; dejar en ralentí al auto pensando que “calentará” antes de partir; hacer “sopletear” el filtro de aire pensando que estando “limpio” funcionará mejor nuestro auto;, andar con el pie sobre el embrague (cuando tenemos caja mecánica); en carreteras o caminos de bajada ir con el pie en el freno; ignorar el uso del freno de mano para estacionar haciendo que toda la carga esté en la transmisión, etc.
Así hay situaciones en las que no nos detenemos a pensar el daño que podemos hacer a nuestros activos. Nuevamente mencionamos e invitamos a nuestros lectores a revisar algunos de estos u otros hábitos a fin de corregirlos.
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