Nitrógeno del aire y su aprovechamiento
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Tanto la producción de fertilizante químico nitrogenado como la fijación biológica recurren a la mayor fuente de nitrógeno en la naturaleza que es el aire, donde cerca del
80% es nitrógeno gaseoso.
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En el cultivo de soya, el aprovechamiento de este magnífico recurso ocurre cuando, una vez que germinan la semillas, bacterias específicas (Bradyrhizobium japonicum) hacen
contacto con los pelos radiculares de las plántulas, ingresan por ellos infectando células corticales de la raíz e inducen su deformación en estructuras especializadas - llamadas nódulos, que no son
otra cosa que estructuras donde se multiplican y alojan grandes concentraciones de estas bacterias fijadoras de nitrógeno.
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Fotos realizadas por los científicos Ben Bohlool, Jackes Vasse, Jean Denarie y Georges Truchet
en sus investigaciones con trébol y alfalfa. Publicadas en Brock, Biología de los Microorganismos. Pearson Educación.S.A. Madrid, 2004
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Fotos 1 a 3: Secuencia de formación del nódulo:
- penetración de los rhizobios por un pelo radical;
- inducción de deformación de la corteza de la raíz;
- inicio de formación del nódulo.
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Foto 4: Nódulos en simbiosis con una planta de soya. Hacienda Paraíso. Industrias
Oleaginosas FINO. Verano 2005-06.
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En los nódulos estas bacterias transformadas en bacteroides se alimentan de los carbohidratos que produce la planta durante la fotosíntesis. Como tienen un metabolismo aeróbico
toman el nitrógeno del aire presente en los intersticios del suelo, rompen la molécula altamente estable del nitrógeno gaseoso y la transforman en iones de amonio gracias a una
enzima presente en los bacteroides denominada “dinitrogenasa”. Más tarde el nitrógeno es incorporado a productos fácilmente asimilables, como los ureidos, que se
vuelcan al sistema vascular de la planta favoreciendo así su nutrición. En el mejor de los casos todo el nitrógeno que la soya necesita puede provenir del aire gracias a la FBN
realizada por los bacteriodes al interior de los nódulos. |
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La mayor o menor o menor cantidad de este nitrógeno fijado esta obviamente en función a la calidad simbiótica que realiza la planta con las bacterias fijadoras de
nitrógeno. Para el caso de la soya las bacterias especificas son del género Bradyrhizobium japonicum. Es factible proveerlas al cultivo a través del uso de inoculantes al momento de la siembra.
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Estos inoculantes deben estar elaborados con bacterias de probada eficiencia en los campos locales de producción, tener una concentración que permita llegar a la semilla con al menos 500.000 células
vivas, almacenamiento y transporte adecuados. Condiciones de baja temperatura durante su comercialización ayudan a mantener la calidad de los inoculantes alargando su periodo de uso.
Actualmente existen en Santa Cruz dos plantas de elaboración de inoculantes rizobiaceos legalmente establecidas que tienen la capacidad de cubrir ampliamente la demanda
local y que cumplen con los requisitos exigidos según Resolución Ministerial No. 208/90 del 01 de noviembre del mismo año.
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La institución encargada de controlar, lote a lote, la calidad de estos productos en el departamento de Santa Cruz es la Oficina Regional de Certificación de Semillas. Las
últimas campañas solo ha recibido muestras de los inoculantes FERTIMAX.
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